Realmente
no sé porque lo hizo, pero pasó. Ella tan perfecta se acercó con una sonrisa,
al parecer no sentía miedo, quizás era nueva y no conocía mi oscura historia,
esa que me condenaba por siempre a la soledad. Yo almorzaba y ella traía un
envase con algo parecido a una ensalada de frutas. Preguntó si podía sentarse
junto a mí. Yo pensé que estaba loca al hacerlo, pero asentí como si no me
importara. Creo que la salvé al atravesar su garganta con ese cuchillo, jamás
le iría bien al estar con el hijo de un asesino.
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