jueves, 8 de marzo de 2018

En El Sol




                Estuve ahí unas cuantas horas, meditando en ese lejano mundo del que nunca había salido, en lo versátil de mi verbo, en ese tiempo que llevaría regresar sin moverme tan sólo un milímetro. A mi alrededor las estrellas se fundían cual plata en inmensas hogueras, en mi pecho latía la vergüenza de una raza desquiciada que jamás vería el cielo de la forma en que yo lo veo, desde aquí, sentado en el Sol, un momento irrepetible e irreal. Volando como gigante con alas robadas, con escamas sobre la almohada mojada, delirando con un retorno tristemente victorioso.

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Bella e imposible como la ira al despertar cada mañana con el café ya frío con las ganas de denunciar al cabrón del piso de arriba...